Encontrar y enterrar los restos de un desaparecido en México es una doble proeza: tras la aparición de su ser querido, las familias deben enfrentar una formidable máquina burocrática dedicada a volver a desaparecerlo.
Así es como un grupo de mujeres en el estado de Michoacán se encargan de desenterrar la barbarie usando las huellas que deja la violencia, una práctica cada vez más común en México ante la inacción de las autoridades.
Autoorganizadas en la sexta edición de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, las familias de estas personas buscan en los enterramientos clandestinos de la zona metropolitana de la capital mexicana.