El acuerdo de la jerigonza no incluía ni políticas europeas ni la gestión del sistema financiero y de la banca. Se dieron incluso momentos de fuertes discrepancias entre los socios, cuando el Gobierno decidió la venta de BANIF, un pequeño banco regional, al Santander; o cuando vendió un gran banco, el Novo Banco, al fondo estadounidense Apollo, en ambos casos con pérdidas millonarias para las cuentas públicas. Las discrepancias son importantes, porque manifiestan visiones enfrentadas sobre el lugar que debe tener el sector financiero en la vida económica portuguesa, una cuestión que ha sido ilustrada por sucesivos casos de fraudes y escándalos...
