En el plano práctico (político): mientras el economista se resuelve cínicamente a utilizar a “los inútiles para el mundo” tanto como sea posible y necesario para la acumulación del capital, el social-darwinista se propone hacerlos desaparecer de una u otra manera como una amenaza para la perpetuación de la especie. Pero el deslizamiento de la una al otro siempre es posible, y ambos pueden sostenerse simultáneamente.
