El próximo embajador en Washington debe encaminar la nueva era en las relaciones bilaterales en el gobierno de Gustavo Petro.
Decenas de jóvenes en todo el país, han dado un paso adelante para defender sus derechos y saldar las deudas que la sociedad les ha endosado a ellos y a las comunidades que representan.
La guerra causó unos 75 mil muertos y cerca de ocho mil desaparecidos entre 1980 y 1992.
Tras superar múltiples obstáculos, las comunidades afrodescendientes e indígenas lograron incluir un conjunto de garantías en el Acuerdo de Paz para proteger sus derechos y que sus territorios. Cinco años después los avances son prácticamente nulos, salvo contadas excepciones.
Aunque se han hecho algunos avances, hay temas clave gravemente descuidados. No hay voluntad política, y las cifras de atención a las víctimas y asesinatos de excombatientes son alarmantes.
En contraste con las falaces imágenes creadas por las élites y alimentadas por los medios de comunicación hegemónicos, Colombia es hoy un país al borde del estallido social, con crudas cifras de desigualdad, pobreza, desempleo y asesinatos políticos.
Esta semana, la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, llamó al Estado colombiano a detener «la horrenda violencia» a manos de grupos armados y el abandono que padecen amplios sectores de ese país. El organismo denuncia la ejecución sistemática de masacres y el asesinato de centenares de líderes sociales. La siguiente historia refleja la situación que se vive en las zonas rurales colombianas