Palestina – Cuando las autoridades palestinas recurren a la tortura. Julien Salingue

NPA, 2-11-2018

https://npa2009.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

https://www.vientosur.info/

Correspondencia de Prensa, 8-11-2018

El pasado 23 de octubre, la ONG de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch publicaba un informe consagrado a las “detenciones arbitrarias y torturas bajo la Autoridad Palestina y Hamas”[1]. Un documento preocupante pero no sorprendente, ya que se sabe que las direcciones de las principales fuerzas palestinas están más preocupadas por sus débiles posiciones de poder y sus ventajas materiales y simbólicas que por la suerte del pueblo palestino.

El informe de Human Rights Watch se basa esencialmente en testimonios recogidos entre personas palestinas víctimas de malos tratos por parte de las diversas fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (AP) y de Hamas. Estos testimonios son demoledores y confirma algo que quienes se interesan por la situación en Cisjordania y Gaza, más allá de la relación entre Palestina e Israel, desgraciadamente, ya sabían.

“Veinticinco años después de los acuerdos de Oslo, las autoridades palestinas solo han conquistado un poder limitado en Cisjordania y Gaza. Sin embargo, donde gozan de autonomía, han desarrollado Estados policiales paralelos”. Así se expresaba Tom Porteous, director adjunto de la división Programas en Human Rights Watch (HRW), en la presentación del informe. Decenas de testigos citados por HRW confirman que las prácticas de Hamas en Gaza y de la AP en Cisjordania son en gran medida asimilables a las de los Estados policiales: detenciones de opositoras y opositores -reales o supuestos- por diferentes pretextos, detenciones arbitrarias, violencia en los interrogatorios, amenazas contra la familia, personas allegadas, etc.

Doble opresión

“Hicieron pasar un trozo de tejido y de cuerda en medio de mis esposas, y tiraron hacia arriba a lo largo de la puerta. Había un gancho entre la puerta y el techo. Tiraron del tejido hacia arriba, lo que levantaba mis manos muy arriba detrás de mi espalda. Mis piernas no estaban atadas y la punta de mis pies tocaba el suelo. Me mantuvieron en esta posición insoportable durante 45 minutos. Un agente me golpeó varias veces con un grueso bastón en la espalda, entre mis omóplatos, …” (Alaa Zaqeq, estudiante de tercer ciclo, de 27 años, detenido por las fuerzas de seguridad de la AP durante tres semanas en abril de 2017). “Fuí forzado a permanecer en pie con una venda sobre los ojos todo el día en una habitación llamada el autobús. Allí había entre 5 y 10 personas conmigo. Una vez, nos sentaron en pequeñas sillas, pero debíamos pedir permiso para todo, para dormir o hablar. Pasé allí 30 días… Tras el primer día, comenzaron los golpes, me pidieron extender las manos y se pusieron a golpearlas con un cable y a golpearme las plantas de los pies” (Fouad Jarada, periodista de 34 años que trabaja para la Palestinian Broadcasting Corporation, detenido en junio de 2017 por las fuerzas de Hamas).

Todos los testimonios, o casi todos, cuentan la misma historia y uno no puede quedarse sino chocado por las similitudes existentes entre las prácticas de las autoridades de ocupación y las de las fuerzas de seguridad palestinas. El modelo israelí parece haberse exportado al lado palestino, a fortiori al lado de la AP que, contrariamente a Hamas, coopera directamente con los servicios israelíes, en particular en el terreno de la información. La lucha de liberación nacional parece muy lejos, y se ve hasta qué punto la trampa de Oslo se ha cerrado sobre la población palestina: los bantustanes autoadministrados son lugares de una doble opresión y la AP, igual que Hamas, están dispuestos a todo para conservar su escaso poder y las ventajas materiales y simbólicas que conlleva. Una razón suplementaria para escuchar y dar a conocer las voces que, del lado palestino, llaman a acabar con la trágica farsa de las autoridades palestinas, que ha desviado la lucha de liberación nacional transformándola en lucha de poder entre facciones, y para volver a un auténtico proyecto anticolonial, único capaz de removilizar a una población desengañada.

Nota

1) “Two Authorities, One Way, Zero Dissent”.