Estados Unidos – Biden sigue al servicio de los intereses de los combustibles fósiles. [William Rivers Pitt]

A l’encontre, 17-12-2021

Traducción de Faustino Eguberri

Antikapitalistak, 18-12-2021

Correspondencia de Prensa, 18-12-2021

Millones de años de evolución han dotado a las aves de una multitud de instintos sólidos. Han dominado el arte de volar, y muchas especies viajan miles de kilómetros cuando cambian las estaciones, regresando infaliblemente, una y otra vez, a un refugio lejano donde el contexto climático es sereno. Pero mejor que cualquier otra cosa, los pájaros saben que no deben cagar en su propio nido. Este es un instinto que el Presidente de los Estados Unidos aún no ha desarrollado. Y el mundo entero podría pagar un alto precio.

La cumbre internacional sobre el medioambiente de la COP26 celebrada en noviembre en Glasgow fue una decepción no sorprendente a casi todos los niveles. Un grupo de líderes mundiales en deuda con la industria energética mundial se reunió bajo la lluvia para fingir avanzar en la lucha contra la amenaza existencial para todos nosotros, pero la comedia llegó rápidamente a su fin. Una cumbre medio ambiental cuyos participantes no logran encontrar la voluntad de admitir que la combustión de carbón es mala para el aire y el agua es una cumbre medioambiental que no ha servido para nada.

Para colmo, la administración Biden organizó una venta masiva de derechos de perforación de petróleo y gas en el Golfo de México [en territorios bajo jurisdicción federal] pocos días después de la conclusión de la cumbre de Glasgow. Se explotarían unos 324.750 kilómetros cuadrados de fondos marinos, que podrían contener más de 1.100 millones de barriles de petróleo y 125 000 millones de metros cúbicos de gas natural. Según un análisis del Center for American Progress, «solo la venta de concesiones offshore podría emitir 723 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera a lo largo de su vida útil, lo que equivale al funcionamiento de más del 70% de las centrales eléctricas de carbón de los Estados Unidos durante un año».

Como si eso no fuera suficiente, está el calendario. Las empresas que compraron concesiones para perforar en el Golfo de México – entre las principales están Exxon y BP [este último fue responsable de la plataforma petrolera Deepwater Horizon que estalló en 2010, generando un derrame de petróleo]- necesitarán varios años para instalar la infraestructura necesaria para la extracción de petróleo y gas. Esto significa que la extracción y combustión efectivas de estos combustibles fósiles no comenzarán hasta alrededor de 2030, un año que muchos climatólogos han establecido como fecha límite para revertir el curso de nuestra desintegración ecológica.

Todo esto se sintió como un dedo que la administración Biden deliberadamente metía en el ojo del movimiento ecologista. Sin embargo, el presidente y su equipo pidieron comprensión: los tribunales nos obligan a hacerlo, dijeron. Suspendimos todas las nuevas concesiones hace un año, pero nos llamó al orden una sentencia judicial que nos obligó a realizar una subasta. Ya no está en nuestras manos. [Un tribunal falló en contra de la moratoria instituida a principios de 2021 por el gobierno de Biden.]

«Estamos obligados a cumplir con la orden judicial», dijo el portavoz de la Casa Blanca Jen Psaki el 17 de noviembre, cuando todo esto estaba sucediendo. «Este es un asunto y proceso jurídico, pero es importante que quienes se oponen [a estas] subastas] y quienes siguen este caso entiendan que no se corresponde con nuestro punto de vista, la dirección política del presidente o la orden que firmó».

Y si mi gato tuviera ruedas, sería un vagón. The Guardian del 13 de diciembre informa:

«La administración Biden admitió que una decisión judicial no le exigía subastar grandes áreas del Golfo de México para perforación de petróleo y gas, poco antes de afirmar que estaba legalmente obligada a hacerlo al anunciar la venta [de derechos de exploración y perforación]”.

“La administración del presidente insistió en que estaba obligada a organizar la venta de concesiones debido a una decisión judicial a favor de una docena de Estados que habían solicitado el levantamiento de la suspensión general de nuevos permisos de perforación decididos por Joe Biden. Pero un memorando presentado por el Departamento de Justicia antes de la venta de concesiones reconoce que esta sentencia no obliga al gobierno a subastar derechos de perforación en el Golfo”.

“La administración ha mentido en este punto, es lo menos que se puede decir. Esto es muy decepcionante», dijo Thomas Meyer, jefe de la organización nacional Food and Water Watch. «No estaban obligados a organizar esta venta y no estaban obligados a organizarla en ese momento. Sabemos que esto exacerbará la crisis climática, socavará la credibilidad de los Estados Unidos en el extranjero y contradice la promesa de campaña de Biden».

La urgencia de abordar el cambio climático antropogénico es cada vez más evidente. Según datos publicados recientemente [13 de diciembre], el glaciar llamado Thwaites [que mide 120 km de ancho, 600 km de largo y 3 km de profundidad] en la Antártida puede estar a cinco años de su colapso [en particular la sección flotante ubicada en la parte delantera del glaciar]. «El hundimiento total de Thwaites podría conducir a un aumento de varios pies en el nivel del mar, informa el Washington Post el 13 de diciembre, poniendo en peligro a millones de personas en las zonas costeras».

Un verano históricamente caluroso en el noroeste del Pacífico es responsable de la muerte por el efecto del calor de no menos de mil millones de moluscos y otros animales marinos (The Atlantic, 4 de diciembre de 2021). Muchas otras especies también se han visto afectadas, incluidos los humanos. Estas «cúpulas de calor» fueron seguidas por largos períodos de tiempo cálido y seco que prácticamente borraron la nieve acumulada en las montañas occidentales. Sin suficientes nevadas, la sequía y el fuego están prácticamente garantizados.

Hace solo unos días [el 10 de diciembre], los tornados devastaron nueve Estados, incluido Kentucky, en medio de la noche, causando daños inimaginables y provocando debate sobre el vínculo entre la crisis climática y estos gigantescos tornados. Muchos factores intervienen en la formación de tornados, lo que dificulta el establecimiento de un vínculo de causalidad.

Sin embargo, la magnitud del huracán, combinada con el momento en que ocurrió -en diciembre, los tornados de cierta magnitud son extremadamente raros- hace que sea difícil decir que el clima no tenga nada que ver con él.

El presidente Biden hizo campaña para apoyar la lucha contra el cambio climático antes de que fuera demasiado tarde. Aunque no es Donald Trump, Biden demostró ser otro político mentiroso listo para tragarse todas las serpientes ante la industria de los combustibles fósiles en este fiasco. Trump habría hecho estas cosas y luego habría afirmado que no las hizo, pero habría dicho que incluso si las hubiera hecho, lo que no hizo, eran cosas correctas que había que hacer. Biden simplemente lo hace y continúa.

El presidente violó la primera regla de las aves. El problema es que este nido nos pertenece a todas y todos, y que de hecho estamos jodidos sin él. (Artículo publicado en Truthout, 14-12-2021)

* William Rivers Pitt es editor y columnista senior de Truthout. También escribe en el New York Times y es autor de tres libros más vendidos como: War on Iraq: What Team Bush Doesn’t Want You to Know, The Greatest Sedition Is Silence y House of Ill Repute: Reflections on War, Lies, and America’s Ravaged Reputation. Su cuarto libro se titula The Mass Destruction of Iraq: Why It Is Happening, and Who Is Responsible, coescrito con Dahr Jamail.