Francia – Camareras de piso del hotel Ibis Batignolles: la victoria al cabo de 20 meses de lucha. [Frantz Durupt]

A l’encontre, 25-5-2021

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa, 27-5-2021

Todas las victorias sociales son bienvenidas, pero algunas de ellas resultan más agradables que otras. Al cabo de casi dos años de cocción a fuego lento, al final, el sabor de la victoria se multiplica necesariamente. Tal es el caso de la larga lucha de unas veinte camareras del hotel Ibis de Batignolles (París, distrito 17), que quedará en la memoria sobre todo por su duración: veintidós meses. Este martes 25, se firma el acuerdo en el hotel gestionado por AccorInvest, filial del grupo Accor, donde las camareras de piso limpian y preparan las habitaciones en cadena. Veintidós meses pero consiguieron los aumentos salariales y las mejores condiciones laborales que reclamaban. Alrededor de la mesa, sus representantes y su patrón, la empresa STN, a la que Accor subcontrata el mantenimiento de las habitaciones del Ibis Batignolles, pero también la CGT-HPE (hoteles de prestigio y económicos), el sindicato que las acompaña desde el principio. AccorInvest confirmó a Libération que el acuerdo está a punto de ser firmado.

«Cuando salimos de la reunión, saltábamos de alegría»

Para no poner en peligro el acuerdo, la noticia no debía hacerse pública antes de la firma del mismo. Pero el diputado François Ruffin, quien apoyó la lucha y había sido informado del acuerdo, lo anunció el viernes [21 de mayo] en Twitter. De esta manera, fue difícil evitar las reacciones entusiastas. El sábado 22 de mayo, con motivo de una nueva manifestación contra la reforma del seguro de desempleo en París, las camareras encabezaron la manifestación después de haber festejado la victoria frente al teatro Odeón. «¡Le ganamos a Accor!», gritaba Tiziri Kandi, de la CGT-HPE, en el micrófono. «¡Vale la pena luchar! Aunque se necesiten diez años, siempre da resultado», dijo Rachel Keke, una de las dirigentes del movimiento.

¿Qué fue lo que hizo cambiar la situación después de todo este tiempo? Entre las empleadas y los que las apoyaban, algunos piensan que el grupo Accor no podía permitirse el lujo de seguir con este engorroso conflicto en el momento de volver a abrir sus hoteles. «Todo se desbloqueó hace unos diez días, durante una tercera reunión de mediación con la Direccte [dirección regional de economía, empleo, del trabajo y de la solidaridad]», explicó Claude Lévy, dirigente de la CGT-HPE. «Cuando salimos de la reunión, saltábamos de alegría, bailábamos», dijo Rachel Keke a Libération.

El movimiento de las camareras de piso del hotel Ibis, todas ellas africanas, empezó en julio de 2019, con el estruendo de las ollas y los tambores en los que golpeaban cada mañana, frente al hotel. Las exigencias ya estaban claramente establecidas, en primer lugar el fin de la subcontratación, es decir, la integración de todas en el grupo Accor. De no ser así, las camareras exigían a STN que les pagara una prima de 7,24 euros por día trabajado para cubrir los gastos de comida y que el ritmo de trabajo disminuyera. «Tenemos que hacer tres habitaciones y media en una hora. Pero ya no aguantamos más, nos duele todo. Pedimos que se elimine la media habitación, que sólo hagamos tres habitaciones por hora», explicó Rachel Keke a Libération cuando se entrevistó con ellas por primera vez. Todavía no han conseguido la incorporación al grupo Accor, pero, según un folleto distribuido el sábado frente al Odeón, ya consiguieron 7,30 euros diarios para la comida, así como la reducción a tres habitaciones por hora. También consiguieron reclasificaciones que suponen aumentos salariales de hasta 250 euros por mes y la reincorporación de dos personas cuyos contratos de duración determinada habían sido rescindidos durante la huelga. Un reloj para marcar el tiempo de trabajo va a ser instalado en el hotel, lo que va a permitir tener en cuenta las horas extras.

En 2019: dispuestas a aguantar «hasta 2021».

En agosto de 2019, las huelguistas dijeron, según un representante de la CGT-HPE, que estaban dispuestas a aguantar «hasta 2021». Lo que era más bien una broma se convirtió en realidad. En marzo de 2020, la huelga llevaba ocho meses cuando la pandemia de Covid-19 afectó a todo el sector hotelero francés. Las camareras del Ibis Batignolles, que trabajan en régimen de jornada reducida, siguieron luchando enérgicamente. Participaron en todas las marchas sindicales, incluida la del 1° de mayo. Se sumaron también a las concentraciones organizadas por los trabajadores de la hostelería despedidos con el motivo invocado de la crisis sanitaria y económica. Al mismo tiempo, su suerte se jugaba ante el tribunal laboral de París, que había fallado en su contra cuando demandaron a su empleador por trabajo clandestino. El pasado mes de diciembre, su abogado, Slim Ben Achour, volvió a los tribunales para pedir que se reconociera al grupo Accor como su co-empleador. La primera audiencia de conciliación fracasó en abril y otra audiencia de juicio fue programada para finales de este año. A cambio del acuerdo con STN, estas dos acciones legales serían abandonadas, según la CGT-HPE. Pero las empleadas tendrían que recibir una compensación económica, que se mantiene por ahora en secreto.

Más allá de la duración del conflicto, el movimiento de estas trabajadoras se hizo emblemático también por su capacidad de encarnar una realidad: el capitalismo se nutre en gran medida de una increíble división del trabajo, que se traduce en un recurso masivo a la subcontratación o tercerización en las empresas de servicios. En este sistema, las empresas se parecen a las capas de una milhojas, que se apilan unas sobre otras para que cada una de ellas se desentienda de sus responsabilidades. En el fondo, hay seres humanos que sufren cada día esta terrible combinación: las condiciones salariales degradadas junto con la discriminación racial y de género. «¿Por qué el grupo Accor Hotels opta por externalizar prioritariamente esos puestos de trabajo, cuando un hotel no puede existir sin camareras ni amas de llaves? Es porque el hecho de emplear a mujeres que no tienen otra opción, sin diplomas o con diplomas no reconocidos en Francia le permite explotarlas mientras mantiene el control sobre esas tareas cuya importancia queda invisibilizada», como lo expresaron varios investigadores y dirigentes políticos y sindicales en marzo de 2020 en un artículo de opinión publicado por Libération. La victoria de las camareras en el Ibis Batignolles es una brecha en este sistema, pero sólo una brecha. Pese a ello, Rachel Keke advierte: «Debemos tener cuidado. La subcontratación sigue existiendo y amenazándonos». (Publicado en Libération, 24-5-2021)